jueves, 24 de enero de 2013

INFORME III (INFORME REFLEXIVO SOBRE LA EXPERIENCIA VIVIDA)

INFORME REFLEXIVO SOBRE LA EXPERIENCIA VIVIDA:


Durante este periodo de prácticas he podido comprobar como la teoría que estas “absorbiendo” en la universidad se lleva a cabo dentro de un aula de infantil. Nunca te puedes imaginar que lo que estamos estudiando o trabajando en la facultad se pueda transformar tanto a la hora de llevarlo a la práctica. Son dos mundos completamente diferentes, el primero de ellos es la universidad, soporte básico sin el cual no podríamos llegar a tener unas buenas bases conceptuales; pero el segundo, las prácticas, son aquellas con las que logras entender el mundo de la educación, ya que es en éstas donde realmente aprendes a enseñar y a convivir con los problemas y las alegrías que ofrece un aula de infantil. Y, sobre todo, es gracias a ellas cuando de verdad sabes que realmente quieres ser profesora.

Mediante esta experiencia te das cuenta de que los niños siempre tienen ganas de aprender: tienen esa magnífica inocencia, expresan en cada momento sus sentimientos, sienten curiosidad por todo lo que les rodea… Pero este hecho tiene su lado bueno, y su lado a lo mejor no tan bueno, para nosotros, futuros profesores. Su lado buenos es que siempre les vas a poder proponer ejercicios, actividades o juegos que favorezcan su desarrollo personal e intelectual, pero el lado no tan bueno es que has de tener mucho cuidado con lo que enseñas y cómo lo enseñas, ya que aquí el currículum oculto tiene mucho más peso que en cualquier otra etapa de la vida escolar. Un docente no debe olvidar que parte de su rol es servir como modelo en muchas adquisiciones, por lo que debe cuidar su actuación y actitudes frente al niño.

Me ha llamado mucho la atención la serie de recursos y estrategias que se utilizan dentro de un aula de infantil con el fin de motivar al alumnado. La paciencia y la tolerancia que muestran, y, sobre todo, las ganas que tienen de que sus alumnos aprendan, no sólo a leer o escribir, sino que aprendan a ser personas y respetarse, compartir y colaborar, algo muy necesario en la nueva sociedad que se está desarrollando en nuestro país con el fenómeno de la inmigración. Algo necesario en nuestra aula, por ejemplo, ya que como se ha desvelado en puntos anteriores en ella conviven diversas culturas y con ello, distintos estilos de vida y formas de pensar y de plantearse un modo de vida para el futuro de estos niños. Personalmente pienso que todo podría ir mucho mejor si fuésemos como los alumnos con los que he tenido la suerte de trabajar, ya que, a pesar de ser diferentes eso no les suscitaba ningún tipo de conflicto ni prejuicio, ni entre ellos, ni con el resto de personas.

Tratando el tema de mis expectativas, he de decir que las he superado con éxito, lo que significa un granito más en la construcción de mí misma como persona, y eso me hace sentir muy satisfecha. La aceptación no sólo ha sido buena por parte de mi tutor y mis alumnos, sino que también lo ha sido con el resto de miembros de la comunidad educativa y con los alumnos de otras clases, destacando a los que forman el grupo de 2º de Infantil ya que con ellos me he relacionado en varias clases de psicomotricidad. Como he dicho anteriormente, el momento más duro de estos dos meses fue el último día de mis prácticas ya que me costó mucho despedirme de todos ellos.

Pienso que de cada alumno que he tenido a mi cargo me llevo algo para formarme a mí misma como persona, porque a pesar de su corta edad, se puede aprender mucho de ellos si se les escucha, se les observas y se les intenta entender. Sin olvidarnos de todo lo que ofrecen, de forma involuntaria, sin pedir nada a cambio. Asimismo, me gustaría añadir la frase del psicólogo suizo Carl Jung, el cual nos dice: “Antes de querer cambiar al niño, tendríamos que querer cambiar nosotros”; ya que opino que es mucho lo que se puede aprender de los niños.

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